El camino hacia la luzLa casa del valle es el resultado de una chuma de mi papá y su pana arquitecto. Un día se sentaron debajo de uno de los árboles y con cerveza, papel y lápiz en la mano diseñaron el lugar más mágico del planeta. Y así, entre risas fue como simplemente decidieron hacer un hueco en la tierra y que de ahí saliera un triángulo, algo así como un cono de helado al revés. O una montaña más, de madera, que se mimetiza como parte del paisaje.El resultado, ese triángulo que salía de la tierra, fue remodelado con los años… pero mantuvo siempre esa magia de ser «la casa salida de un cuento lleno de imaginación».Ahora, con sus jardines y sus aguacates, limones y uvillas… con la piscina, y esa forma mágica que hace que la lluvia cante cuando toca las ventanas… ahora la casa donde crecimos, es uno de mis lugares favoritos.La casa «triángulo metida en un hueco en la tierra», es uno de esos lugares en donde tal vez por el «efecto energía de pirámide» o por el simple hecho de que cada ladrillo encierra recuerdos a veces duros, a veces dulces, pero siempre llenos de amor, es mi lugar de paz, de mil aventuras y mil recuerdos…Ahora la casa es el lugar donde llego se respira el amor de la familia con la que crecí y de la que quedamos ya muy pocos.Esa casa es uno de mis lugares sagrados… y es que de cierta manera es un camino hacia la luz, sin importar lo obscuro que esté el camino.Por Belén Ávila