Quemado

Su mano presionaba fuerte… como siempre. Él era alto y tenia brazos largos, de esos que te abrazaban como oso… y no te dejan mover y a vrces ni respirar.

El era mucho más grande que yo.. y mas vivido. Yo era tonta ingenua que creia en el amor, el perdón, y las segundas oportunidade. Que tarada.

Con sus brazos haciendo palanca y aplicando su peso, era muy simple usar su fuerza para tenerme inmóvil.

Empecé a sentir el olor a quemado, a sentir el miedo, de hasta dónde iba a dejar que el fuego de la hornilla toque mi cara.

Es que claro. Era mi culpa. Como se me ocurrió abrir 2 fundas de longaniza, en vez de una. Que idiota.

Olía a quemado. Ese mismo olor a cuando la secadora de cabello chimba te quema..

La olla hervía… y yo trataba de no generar ninguna reacción en el. No quería ni siquiera sintiera que aún respiraba.

Un movimiento en falso, y podía terminar de nuevo con sus manos apretando mi cuello.

La última vez estuvo cerca de matarme. Y si esta vez no me despetaba.

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