Nadie sabe cuánto tiempo vamos a tener en este mundo. Puede ser un día, un año, cincuenta… A veces hay personas que creen saber como debes vivir tu vida y traten de imponerte sus reglas del juego. Pero tú eres quien está viviendo esta vida… nadie más, solo tú, así que vive y vive a tiempo, encuentra tu paz en ti. No, no es fácil, a veces hay que reconstruirse y reinventarse hasta que seas feliz y una persona feliz, no lastima a otros.
Al final, lo que queda de ti es lo bueno que dejas en otras personas. Nada más. Así que cuenta las sonrisas, los abrazos, la paz, el honor en tus actos y la bondad que construyes en otros corazones.
Dejar un legado es más que dejar una herencia de cosas, es dejar en tus hijos y en quienes conocen tu alma, marcado un sentido de vivir una buena vida.
Más de una vez me han dicho que me hago «la víctima», que todo lo que sucede tengo que «hacerlo personal», que actúo con el «corazón» y sin cabeza; y que creo demasiado en la gente, porque casi siempre doy otra oportunidad; y que cuando me meto en algo le doy alma, corazón y nada es mejor que ese lugar en donde estoy.
He sido atacada más de una vez por personas que en teoría debían protegerme, quererme, apoyarme, ser incondicionales y equitativos. Pero las cosas nunca pasan como «deberían», la vida te sacude y te cambia el ritmo, peor que el «Tagada».
Con el tiempo, uno aprende que la gente puede decir mucho de ti y contra ti, que pueden amenazarte con quitarte todo por lo que has trabajado o que por derecho es tuyo; pueden intentar minimizar tu esfuerzo, tu moral, tus principios, tus logros y tu «valor». La cosa es que nada de lo que digan esas «otras personas», determina quién eres y lo que vales hoy y peor aún, como te van a recordar las personas que en realidad se dieron el tiempo para conocerte, y verte brillar.
Muchos intentan apagar tu luz. No sé por qué. Yo soy de esas personas que cree que mientras más personas brillen, mejor va a ser este mundo. Estoy segura, porque lo veo cada día en los ojos de mi hijo. Así que a vivir, porque los ojos de sus hijos, tienen que brillar.