*Nuestro camino con el autismo … *
Te escucho, hablas alto y fuerte… cada una de tus palabras, carcajadas, ocurrencias, se mezclan con tu dulzura. Tu alma es buena y eso transmites
Te veo seguro, fuerte, independiente, guapo, talentoso, resiliente.
Me miras directamente a los ojos y me cuentas historias mágicas de dinosaurios, de aventuras, de futuro.
Me tomas de la mano, que ya es casi del tamaño de la mía, y me jalas a tu mundo de legos, minecraft, ark, origami, pintura, arte, superhéroes, matemáticas, libros de cuentos y películas.
Vienes corriendo cuando cae un trueno, y te acurrucas a mi lado… y aún siento que te protejo, aunque el ruido cada vez te molesta menos.
Han sido años difíciles y cada segundo ha valido la pena… porque ahora no solo yo te veo… no sólo yo te escucho….
Ahora miras al mundo de frente, haces que tu voz se oiga, te paras firme ante los retos, te importa, tu empatía es admirable… y yo solo estoy agradecida por este camino que recorremos juntos… cada vez con menos etiquetas
Hace años….. mi mamá me dijo que no sabía como ayudarme con mi hijo. Ese sentimiento de impotencia y muchas veces culpa, lo conozco muy de cerca. Lo vivo a diario y le respondí con la verdad: que yo tampoco sabía. Que un día algo funciona con el Autismo y al otro no.
Traté de transmitirle paz por que ella, como abuelita, era maravillosa. Mi hijo y mi mamá tenían una conexión muy especial. Se llenaban de paz, se acolitaban, se adoraban … se comprendían. La adoración de mi hijo era su Abueita. Y eso… ese cariño que él recibió es muchísimo más que «ayudar».
Muchos tienen miedo al autismo, sea en un niño o sea en un adulto. Se tiene miedo a lo que no se conoce.. y del TEA se conoce aún muy poco.
Cada vez que leo algo nuevo. Cada vez que llega a mí otra opción de terapia o tratamiento, otra teoría, otra historia… siento un hueco en el alma. ¿Y si ese es el camino para «una cura» y yo no lo he aplicado en mi hijo? Esa nueva opción puede ser la respuesta y es tan caro o no existe en el país y a veces en este continente. Paso días sin dormir pensando en como saber que es lo mejor para mi chiquito… en ver que vendo para tratar esa opción o hacer esos exámenes o comprar ese tipo de cosas que pueden generar una luz. La impotencia es terrible. Duele el alma.
Voy casi 9 años con el TEA metido en mi vida. Han habido veces que me siento a llorar sin saber que hacer, como ayudarle; y otras en las que me armo de valor… un valor que desconocía que podía tener… una fuerza, una luz, una dulzura, una fe y un amor tan grande… que de cierta manera me desconozco. Me transforma en otra persona que no para de luchar. Que no sabe como darse por vencida… que sigue adelante a pesar de que todo parecería estar en contra. Y es que en mi mano, está una manita que necesita de mi presencia y ejemplo para que un día pueda valerse por sí mismo.
Pero eso no nace de mí. Esa fuerza y ese amor nacen del ser más maravilloso que he tenido el honor de conocer… todo nace de mi hijo, mi ángel de luz mi José María.
Cuando no lo conoces mucha gente toma distancia literalmente. Hay gente que no vuelves a ver.
Pero hay otras que van acercándose.. despacio, con el alma totalmente abierta, y el momento que cruzas esa barrera… te das cuenta que basta con mirar a sus ojos para quedar prendado de su bondad y alegría. Su amistad es incondicional. Es un amigo con el que siempre puedes contar.
No es fácil comprender. No es fácil aplicar todo lo que deberías… a veces los recursos no dan… a veces la gente te cierra puertas, te hace a un lado… sin dar una oportunidad o las oportunidades que se necesiten a un ser que solo da bondad.
Pero no importa, sigues adelante porque lo que vale la pena no es fácil y porque él mismo te va enseñando que hay otros caminos que tal vez aún no están documentados.
Y que como madre vas abriendo caminos a su lado… despacito… guiándole y dejando que te guíe…. mientras sigues aprendiendo de la experiencia y sabiduría de otros que ya han vivido cosas que tu no.
Mi hijo es capaz de dar los abrazos y besos más dulces, de esos que sanan el alma. Y de construir mundos mágicos con masking, legos, origami y dibujos.
Tal vez aún no me pueda contar todo lo que hizo, con quien jugó o si estuvo solo o si no le invitaron… o que siente. Pero el simple hecho de oír su voz, de ver su sonrisa mientras me mira a los ojos y de sentir la fuerza de sus abrazos, cuando más de una vez me dijeron que eso nunca iba a pasar, ya es tan grande para esta mamá… que ese hueco y esa impotencia desaparecen.
Cada niño es diferente. Cada momento es diferente. Cada padre de un niño especial es distinto. Pero hay algo que tenemos todos en común y es el *amor incondicional* por nuestros hijos y nuestra presencia indiscutible a su lado.
Mi admiración por ustedes madres, padres, terapeutas, profesores, abuelitos, tíos, primos, amigos…. o esa persona que no te queda viendo mal en el supermercado cuando a tu hijo le da un episodio.
Gracias por comprender que aún nos falta mucho por aprender.
Si alguien está comenzando a recorrer este camino… aquí estoy con los brazosy el corazón abierto.
Si no nos apoyamos nosotros, siempre, entonces quién?
Solo mandas un mensaje y hay alguien que te va a comprender.
Un abrazo fuerte!
UNA FELIZ NAVIDAD